martes, 16 de septiembre de 2008

el príncipe azul


Deseaba mucho conocerlo, era mi sueño más profundo. En mi diario íntimo lo describía constantemente, vestía pantalones blancos, con camisa blanca y un estupendo tapado azul...por si no lo descubriste todavía él era mi príncipe azul...

Sólo yo lo conocía, mi mente lo había comenzado a formar cuando el amor llegó a mi vida; todas las noches soñaba con él, con que algún día me viniera a buscar... Hasta que un día, mientras seguía describiendo este amor azulado, sentí a alguien que detrás de mí me observaba. Cuando me di vuelta estaba él, tal cual como lo había imaginado varias semanas atrás; mirándome con una gran sonrisa en su cara, como cuando vemos a alguien a quien queremos mucho. Cuando le pregunté quién era, me contestó que era quien yo quería conocer, esa persona que yo amaba secreta y apasionadamente...

Le pedí que me dijera cómo había logrado entrar en mi habitación, ya que estaba cerrada; yo todavía no entendía que él era producto de mi imaginación, mejor dicho, me rehusaba a creerlo.

Todos los días mientras escribía mi diario él aparecía detrás mío para observarme, hasta que no aguanté más y le pregunté si realmente existía; él, me dijo que sí, existía en mi mente y en mi corazón, pero no en el mundo que todos conocíamos...sólo algunos privilegiados tenían el maravilloso poder de ver lo que imaginan...

Después de mi primera charla, él no apareció por varios días; yo me preguntaba por qué no volvía a aparecerse...tanta falta me hacía...

Luego de unas cuantas semanas, estaba en la terraza de mi casa cuando vi pasar por la vereda una persona que me resultaba extrañamente familiar; después de pensar mucho, conseguí saber quién era ¡era el príncipe azul! Estaba vestido con ropa normal, por eso me había costado reconocerlo, pero definitivamente era él.

Todavía estaba sumida en mis pensamientos cuando tocaron el timbre, era mi príncipe azul... Me sorprendí mucho al verlo, no reaccioné rápido, pero logré decirle un "hola"; él me saludó con un beso en la mejilla.

Lo hice pasar a mi casa, charlamos toda la tarde, hasta que, intrigada por saber cómo había logrado pasar del mundo de la imaginación al mundo real, tomé mucho coraje y se lo pregunté; y su maravillosa voz me dio la mejor respuesta que me podría haber dado: "Cuando uno sueña algo, lo puede hacer de dos maneras, con poca fe de que algún día puede ser realidad o con muchísima fe en que eso será realidad...tú, elegiste la última".

ALDANA SALERNO octavo C