sábado, 25 de octubre de 2008

LUCES

Una noche en el crudo y desolado invierno del cerro Uritorco, en Córdoba, una pareja de jóvenes turistas, comían en un famoso restaurate de la zona pero poco visitado. Casualmente ese día estaba lleno, se escuchaban un montón de voces extrañas provenientes de una mesa en particular, cuyas personas estaban vestidas trajes plateados; era el único sonido que se podía oír con claridad, pero al parecer a nadie le importaba, y claro, era un ruido más entre todo el barullo.
Al siguiente día, fueron a conocer, con muchas ansias, las dichas ruinas. Luego de una larga caminata y de sacar muchas fotos, ya agotados, se sentaron a descansar y comieron y bebieron muchísima agua para hidratarse. Encontraron un buen lugarcito, al costado de una piedra, donde justo les daba el sol y aprovecharon para broncearse un poco.
Luego de aproximadamente unas dos largas horas de sueño, la mujer despertó, estaba anocheciendo y se sentía sola ya que su marido aún estaba hundido en su profundo sueño. Insistió dos veces en despertarlo pero no lo logró. De repente mirando al cielo casi sin estrellas divisó una muy extraña y redonda luz blanca, la miró fijo y en menos de dos segundos, sin siquiera poder reaccionar, ésta desapareció. Luego de ver esto y quedarse prácticamente muda, sintió que su marido se despertaba. Por temor a que lo que le pasó haya sido su imaginación, optó por no contarle nada.
El sábado próximo a ese jueves, regresaron al lugar; pasadas unas horas de su llegada allí, exhaustos, quisieron regresar. Ana, la mujer, se dio cuenta de que se estaba olvidando sus anteojos de sol. Volviendo a la roca donde habían pasado un largo rato, pudo ver a una luz que bajaba de una especie de nave espacial, al reaccionar refregó con prisa sus ojos para confirmar que lo que estaba viendo fuese verdad, pero cuando regreso la vista la nave ya no estaba pero una terrible mancha negra en el suelo de piedra había quedado. Nunca encontró sus lentes y su marido nunca la encontró a ella...

Micaela Tula 8vo SANTA ANA




EL ENIGMA DE LA FABRICA

Mi nombre es Santiago Figueroa. Soy detective y este es el enigma: todo comenzó una noche muy particular, allá por 1953, donde me encontraba caminando y escuché un muy extraño ruido, que procedía de una fábrica fuera de servicio, extrañamente, cuando le puse atención, de una de sus chimeneas estaba saliendo humo. Ese humo hacía una niebla intensa. En ese momento decidí entrar y al ingresar hacía mucho calor, estaba muy oscuro. Y a los pocos minutos escuché unos gritos y unos disparos. Por eso preparé mi arma y empecé a explorar la fábrica y vi algo extraño.

Allí se veía a personas pelear por un montón de plantines de una especia muy rara de flor tropical, no podía entender qué importancia tenía esa planta como para que se quitaran la vida por ellas, había hombres con trajes negros contra hombres de delantal blanco; los del delantal blanco huyeron con la planta. Después de media hora de perseguirlos, los vi entrar a un gran laboratorio que se ocupaba de fabricar medicamentos para la quimioterapia para los pacientes que tenían Cáncer.

Luego me escondí detrás de una pila de cajas para ver qué era lo que hacían con la planta. En ese momento escucho que esa planta tenía poderes curativos para el Cáncer y lo que querían hacer era destruirla, porque más dinero era conseguir la cura definitiva para esta enfermedad. En ese momento llamé a la policía y ellos lograron que la planta no se destruyera y hubiese una cura para el Cáncer.

Lucas B., Macarena, Carolina y Carmen. 7mo. RUBÉN DARÍO



VUELO 66

Ya han pasado tres meses de aquella tragedia, esa que se escucha todo el tiempo en el noticiero… “Se calló el vuelo 66, California-Argentina” en una isla del Caribe, han encontrado todos los cuerpos de los pasajeros, menos uno. Y ese uno, es el de la madre de una niña de, más o menos, unos 10 años.
Por la noche ella soñaba con su madre. Esa niña, llamada Sara, era muy solitaria, hasta que un día, en la plaza, vio una imagen borrosa de una mujer que se le hacía familiar, pero no le dio importancia y volvió a su casa.
Por la noche, sintió un ruido y se despertó, cuando se levantó, ahí estaba, tan deslumbrante como siempre, vestida de blanco y una sonrisa enorme, Sara no lo podía creer pero allí estaba, frente a su madre nuevamente.
Cuando amaneció, la madre de Sara se desvaneció. Ella fue lo más rápido posible a decirle a su padre… él no le creyó, se puso a llorar y le dijo que se fuera a la escuela, Sara hizo caso. En el recreo, estaba sola pero en un momento hubo un rayo de luz y su medre estaba allí, para protegerla como lo hizo siempre, viva o muerta.

FIN
Luciana Urristi octavo SANTA ANA

viernes, 10 de octubre de 2008

HISTORIA DE PARQUE CHAS


Según cuenta una mística historia en el EXTRAÑO PARQUE CHAS, hace mucho tiempo una pareja de jóvenes habían decidido casarse. La familia de ella era rica; ella se dedicaba a la danza y al canto. No había un momento en el día que no estuviera cantando o danzando por las plazas de Parque Chas.
Habían terminado los preparativos para la boda (la boda era MAÑANA), el momento tan esperado por todos... El día había llegado, la novia arreglando su vestido blanco en su habitación. Estaba preciosa: ¡impecable!. Al novio no se lo había visto en todo el día. Ella ya estaba muy nerviosa pero feliz. LLegó la hora, el casamiento había empezado. Él llegó temprano, lo que nadie habría esperado.
Después de una alocada y divertida noche fiesta, ella se encontraba quitándose los incómodos zapatos de baile cuando de un fuerte golpe se abrió la puerta... sí, era él, su marido tenía una cara misteriosa y cargaba un arma en su mano derecha. Ella rápidamente se alejó de un salto, las lágrimas empezaron a deslizarse por su cara. Ella repetía una y otra vez: - no, por favor no - mientras negaba con la cabeza.
Al otro día encontraron el cadáver de la novia en su habitación. Él había heredado todo, absolutamente todo. Pero lo más extraño es que ese día por la tarde encontraron el cadáver del marido en el mismo lugar de la misma habitación en la que ella fue asesinada. Algunas personas dicen que la casa está poseída por el espíritu de ella y que algunas noches los vecinos escuchan a una mujer cantar en esa habitación.

Ailén Remelsky - noveno c