sábado, 30 de agosto de 2008
ELLOS
Cómo contarlo, quién me creería: algo tan raro.
Fue aquél un primero de Mayo, estaba solo en mi casa, como acostumbraba, tenía esa sensación de ahogo, cansancio. Me recosté en el sofá, agarré un libro, y empecé a leer. Pasaron unos minutos y fue de inmediato que sentí la presencia de alguien: escuchaba murmullos. Revisé todo, busque por toda mi casa , pero no había nadie, un absoluto silencio azotaba mi casa, reconocí que estaba un poco cansado y agobiado de mi trabajo, así que decidí acostarme, y relajarme, pensando que sólo era mi imaginación. Pero volvió a suceder, sentía que alguien estaba atrás mío constantemente, veía que los adornos y objetos se movían, pero creí que eran mis ojos cansados que me engañaban.
Pero ya no era lo mismo, me empecé a desesperar… Me carcomía la cabeza ese pensamientos de que invadían mi casa, trataba de tocarlos, de agarrarlos, pero se me hacía imposible, eran tantos…
En ese instante sentí una sensación de vacío, de frío, los empezaba a ver, veía sus rostros, sus cuerpos, los veía; uno de ellos me indicó un espejo, me aterré al solo movimiento de su mano al señalar… me dirigí hacia el espejo, me veía anormal, estaba claro, me desvanecía, estaba desapareciendo, me hacía invisible a mi vista pero no a la de ellos. Eran tan extraños. No entendía nada, poco a poco entraban más y más, ya no había lugar para mí, cerré mis ojos y al levantar los párpados estaba en la calle, tenía una vista de mi casa pero desde afuera.
Así fue como ellos se apoderaron de mi casa, la invadieron, ahora yo estoy buscando un nuevo hogar, la verdad no só, pero quién sabe, quizás el próximo sea el tuyo, pero no estoy solo: estoy con ellos.
KAREN PIRLA
noveno C